Manifiesto “Vacas Celestes”

“Millares de soles y lunas fueron testigos de la andadura de..” Nuestras” vacas desde el “Bestaurus promigenies” en los albores hasta nuestros días. Su contribución a la creación de paisajes, al mantenimiento del clima, a la fertilidad de al tierra al sustento humano y a nuestra cultura como pueblo fueron determinantes:”

Como dijo Hipócrates si “somos lo que comemos”

Deberiamos replanternos el modelo de ganadería industrial, que provoca un deterioro acelerado de nuestro hábitat fruto de practicas agroganaderas intensivas, que contaminan la tierra, las aguas y la atmósfera (metano-efecto veinte veces mayor que el dióxido de carbono). Estas practicas consisten en fertilizantes químicos, manipulación genética, hormonas, pesticidas, herbicidas, medicamentos, … etc, que se incorporan a la cadena trofica y terminan en nuestro cuerpo, actuando como disrruptores hormonales (hay mas de 500), afectando a nuestro sistema endocrino que produce alteraciones en el sistema inmunitario, reproductor y como consecuencia infertilidad, alergias, canceres, obsesidad, etc.

El efecto de nuestra madre-tierra, a la larga, son suelos desertizados, sin actividad biótica, capas freáticas, llenas de nitritos y nitratos y cultivos con multitud de plagas totalmente dependientes de los pesticidas y herbicidas.

Si queremos la sostenibilidad de nuestras actividad tendrá que surgir una ola de conciencia universal, que alumbre un nuevo “hombre consciente” de la nueva ética con un nuevo código de valores que devalué la adoración becerro de oro. Deberemos ser capaces de vivir con menos, buscando el equilibrio y cuidando y compartiendo lo que tenemos. Pensamos que todo vale para obtener un beneficio. La avaricia y la locura humanas crean monstruos, como las vacas locas, Rudolph Steiner, padre de la antroposofía y creador de la agricultura biodinamica profetizo allá por los veinte del siglo pasado, que el que alimentase de su semejante desarrollaría alteraciones neuronales y locura. El tiempo le dio la razón.

Es de fundamento preservar nuestra biodiversidad, porque el éxito productivo esta directamente relacionado con la elección de las razas secularmente adaptadas a sus nichos biologicos. Serán animales longevos, resistentes, rústicos e inmunes, por eso Biocoop trabaja con estas razas autóctonas, que se pierden en la noche de los tiempos.

La ética debe guiar nuestra actividad, es necesario encontrar un punto de equilibrio entre un precio justo al productor con un precio justo al consumidor, que no haga el producto ecológico elitista, solo al alcance de unos pocos. Es necesario establecer un “contrato social” que propicie transferencia de renta hacia las producciones ecológicas por la labor social que desenvolvemos:

  • Impacto mínimo en el medio ambiente.
  • Control de incendios en Galicia.
  • Minimización del cambio climatico.
  • Producción de alimentos sanos para los consumidores.

Creamos clima y creamos paisaje. El animal es el centro, el tótem, imprescindible para mantener la fertilidad y conseguir el equilibrio de un ciclo cerrado. Nuestras ganaderías extensivas son un compendio de animales,prados naturales, robles, castaños y manantiales, que se complementan para crear unidades ganaderas, casi autosuficientes y muy poco contaminantes. Absorven mas dióxido de carbono del que emiten. Las praderas y el monte bajo son mucho mas efecientes que los árboles en la función de fotosíntesis.

Los amores son para nuestras vacas, ellos nos los devuelven con creces con sabores. Desde la relación ancestral entre nuestros hombres y nuestras vacas, fluye el conocimiento empírico heredado de todas las generaciones que nos precedieron, desde la tribu de Gael. Nosotros los ganaderos ecológicos de hoy nos sentimos los depositarios de una herencia cultural que nos define y nos distingue como gallegos. Estas carnes sabe a las esencias de nuestras tierras, de nuestras aguas y de nuestros aires. Estas carnes rememoran las sensaciones gustativas de siempre, de lo autentico, de lo bueno, de lo echo con amor y con tiempo, con tiempo lento en “slow time”

Es moralmente necesario (inexcusable), que una alimentación consciente y comprometida utilice materias primas de autentica calidad, no solo organoléptica, sino también que garanticen la ausencia de residuos contaminantes y la ausencia de maltrato de animales. También es importante utilizar lo autóctono, la carne de recorrido corto, porque los consumidores de esta región, por ejemplo, tenemos genéticamente desarrolladas determinadas enzimas que metabolizan, “reconocen”, mucho mejor nuestro productos que los lejanos.

Los animales como nosotros, tienen una parte etérea, energética, que podríamos llamarle alma, sienten tienen emociones, sufren. Si comemos carne de animales atormentados en su crianza (falta de espacio, luz, alimentación intensiva, tratamientos antibióticos), nos estaremos comiendo esa parte etérea, esa mala energía. Estamos comiendo stress, “Fast food”. Deberiamos alimentarnos de carne de animales felices, criados, respetando sus necesidades de alimentación , sexualidad, estructura del rebaño, territorio, jerarquía, etc,. y para que esto ocurra es necesario volver a reproducir el esquema de la naturaleza: animales en libertad y en el ámbito geográfico a donde pertenece cada raza.

Todos los alimentos están hechos de átomos y moléculas, pero los alimentos ecológicos, tienen los átomos y las moléculas de mucha mejor calidad, a saber: mejores cualidades organolépticas, (“saben a lo que son”), se conservan mejor (“no pudren”), mas estrato seco (“menos agua”) y no aportan residuos tóxicos a nuestra alimentación.

“Si somos los que comemos”, esta claro, “slow-time”-“slow-food”= ” conocimiento” “consciencia” “amor a lo nuestro”…… y que vayamos de la mano en confianza y en armonía… los consumidores y los nuevos-viejos ganaderos.

A modo de conclusión podriamos decir que:

Nadamos a contracorriente, intentamos invertir la tendencia dominante creando un nuevo cocepto de ganadería extensiva, autoctona y ecologica que asuma la idea de una “cierta soberanía alimentaria” para nuestra sociedad y para que se vinculen con nosotros en un proyecto etico que respete al mundo y a las personas que lo habitan.

Habrá que cambiar las conciencias, habra que desaprender. Eso implica la salud propia, la del planeta, el consumo energetico, la biodiversidad, la sostenibilidad… y la apuesta decidida por lo autoctono y lo ecológico.